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3 Ideas sueltas para entender la relación entre los celos y el feminismo

¿Existe relación entre los celos y el feminismo?

Esta pregunta no es nueva, y casi con seguridad, toda persona que pretenda enarbolar los valores y principios del feminismo, tarde o temprano, llegará a preguntarse si su “modelo afectivo”, ese con el que hace pareja (o “trieja” o “cuarteja”), está en sintonía con dichas aspiraciones.

Para la muestra dos botones estupendos.

Les dejamos el enlace para que hagan su propio viaje.

El artículo de  Nuria Alabao (en Twitter @nu_alabaoAmor y Feminismo. Aprender a amar en el S.XXI

Y el video consultorio de Irantzu Varela (en Twitter @IrantzuVarela ‏) donde responde a una «televidente» acerca de la relación de estos dos temas.

Aquí el enlace a la página de Pikara Magazine, donde aparece el episodio.

El objetivo de este artículo, como no podía ser de otra forma, es suscitar la reflexión más que sentar posiciones definitivas.

Como dice Alabao en su artículo, “Del feminismo aprendimos a cuestionarnos lo heredado y a analizar críticamente el presente, nunca esperamos un mapa detallado o un manual de instrucciones sobre cómo amar”.

Lo básico para entender esta relación

El feminismo según las(os) feministas y el diccionario de la RAE es la búsqueda de la igualdad real de derechos entre hombres y mujeres.

Esta definición tan simple, pero tan contundente trae de cabeza a muchas organizaciones y personas que arrastran una tradición de milenios donde el mundo ha estado organizado por y para los hombres, dejando de lado la equiparación de los derechos de la mujer y la visibilización de sus aportes en la historia.

Feminismo (F) = Lucha por igualdad de derechos entre mujeres y hombres (LIDMH). Es así de simple y así de importante.

¿Pero qué tienen que ver los celos en la pareja y el feminismo?

Vamos a intentar una explicación didáctica con ecuaciones simples

Ya tenemos la ecuación del feminismo: F = LIDMH.

Ahora los celos. En Domina tus Celos (DtC) hemos definido éstos como una mezcla compleja de emociones, sentimientos, pensamientos y comportamientos (MC-ESPC) que deben ser atendidos de manera deliberada porque la fuerza de voluntad no es suficiente.

En otras palabras, los celos son una problemática que si no se hace algo con ella, casi con seguridad siempre irá a peor.

Ahí tenemos una primera relación de similitud entre celos y desigualdad.

La desigualdad entre hombres y mujeres no se revertirá si medidas concretas. Por “generación espontánea” no sucederá porque es muy difícil soltar privilegios, cambiar pensamientos y comportamientos metidos a sangre y fuego en el “adn” cultural de nuestras civilizaciones.

La desigualdad está presente en casi todos los componentes de los celos.

Primero, los celos no son amor...

En la cultura machista (cuyos exponentes son hombres y mujeres) se ha colado la idea de que “si te cela es porque te ama”. Y ahí, desde hace siglos, la hemos liado parda.

Los sinónimos del amor son dar, cuidar, apoyar, acompañar, “nutrir”, impulsar, motivar, reconocer, admirar. Y está asociado a valores como bondad, solidaridad, respeto, libertad, confianza.

Los sinónimos de los celos, por su parte son reclamar, humillar, vigilar, perseguir, intimidar, manipular, chantajear. Los comportamientos que acompañan estas palabras son inseguridad personal y desconfianza en el otro, dependencia emocional, posesividad (sentir que la otra persona es mía, una posesión) y la agresividad que están asociados a valores negativos o “anti-valores” como represión, subyugación, violencia, desconfianza, irrespeto y en definitiva desigualdad.

Celos (C)  = Desigualdad (D)

Segundo, la "naturalización de los celos como normales"

Segundo, otro de los elementos que hace que los celos no se visibilicen como un grave problema social y personal es la “normalización” o “naturalización” de los mismos. “Los celos son normales”, “un poquito de celos es un poquito de amor”, “hay que provocar los celos para saber si la otra persona realmente está interesada en nosotros”.

¿No parece esto lo mismo acerca de los derechos de las mujeres? 

Discursos de ciertos sectores ideológicos y religiosos que sustentan la supremacía de los hombres sobre la mujer como un designio divino o como un asunto natural de todas las especies donde el macho es el dominante.

Visto de esta manera, promover los celos o asumirlos como algo natural y normal, sin hacer nada para contrarrestarlos o gestionarlos es muy parecido a las bases que siguen sustentando la desigualdad entre hombres y mujeres.

No sobra decir, que creemos que se dice poco, o si se hace, se pasa de largo, que cientos de miles de casos de violencia de género y violencia doméstica está basada o justificada en los celos.

“Ella es mía, y si no va a estar conmigo, no va a estar con nadie”

“Él me pega, me persigue, me humilla, me maltrata, pero es porque me quiere”

“Ella me dice que si le muestro mies redes sociales es que estoy escondiendo algo”.

“¿Por qué me dejaste en visto? ¿Con quién estabas chateando?, que sé que estabas en línea”

El feminismo como una posición política y socio-cultural a favor de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres va de la mano con el feminismo doméstico, el personal, el de los valores. 

En ese ámbito más íntimo, los celos van en contravía del feminismo.

Y así tenemos los elementos de las ecuaciones simples de las que hablábamos.

F = LIDMH (Para simplificar la sigla pondremos solo la I = Igualdad.

F = I

C = D

Como la “I” y la “D” van en vías contrarias, quiere decir que “F” y “C” también.

F ≠ D

El lío del amor romántico

Uno de los caballos de batalla (buen percherón por cierto) es la idea del “amor romántico” que han inculcado la cultura según el cual, en su versión más light las mujeres son unas princesas que deben ser rescatadas por un príncipe azul más fuerte que ella, por supuesto y que toda su vida tiene sentido en la medida en que pueda hacerse con uno de estos “pitufos superhormonados” que le prometa amor y cuidado eterno (aunque luego no cumpla, da igual).

Los celos en esta idea del amor romántico tienen mucho sentido porque en el “mercado” de la competencia afectiva, la posibilidad de que ese “príncipe” vea doncellas por cualquier vera es muy alta. O al revés, que el “príncipe” vea como su doncella puede ser potencialmente pretendida por otros caballeros (nunca mejor dicho), pueden despertar al ogro de los celos, en ambos. Así que el príncipe y la doncella pueden convertirse en una parodia de Shrek y Fiona.  

¿Puedo decir que soy feminista (así sea hombre o mujer) siendo una persona con una alta tendencia a ser celosa?

De poder, poder, sí puede. Pero es incoherente.

No se puede decir “estoy propendiendo por la igualdad entre las personas” y en mi comportamiento más íntimo subyugo, persigo, vigilo, irrespeto, castigo, trato a mi pareja como una cosa de mi propiedad, o me deprimo, chantajeo y manipulo emocionalmente, amenazo a mi pareja ante la posibilidad (real o inventada) de que pueda estar interesado(a) en otra persona o irse.

Uno de los riesgos que tenemos los(y las) feministas es que hemos hecho una apuesta por la coherencia. Un tipo de coherencia que nos permita tomar distancia de las herencias tóxicas de la cultura machista. Sin embargo, esta mirada de la coherencia hace que exista una “hiper-observación” (por nosotros mismos y de los demás) de cualquier mínimo comportamiento para determinar si está sintonizado, o no, con los valores superiores del feminismo.

A las(os) feministas no se les puede pedir que actúen como “super-humanos” perfectos que no serán pillados en alguna incoherencia sobre su propio sistema de valores y principios. 

Esto, tal vez, no se le puede pedir a ningún ser humano. 

Antes de descubrir la importancia de trabajar por la igualdad y la equidad entre hombres y mujeres, fuimos niños y niñas, mamando de las influencias y de los modelos de masculinidad y feminidad de nuestra cultura. 

Y con esas influencias se colaban también las maneras de la gestión de las emociones  y la forma de comportarse en las relaciones afectivas.

Por supuesto que F ≠ C, pero durante un periodo de tiempo las personas que se digan feministas y reconozcan que tienen tendencias a comportamientos celosos, tendrán que convivir con las espinas de la incoherencia, hasta que de manera personal y consciente cada quien sea capaz de encajar de la mejor manera posible nuevos formas de sentir y/o de relacionarse, que se alineen con los valores de la equidad y la igualdad. 

¿De qué otra manera crees que se relacionan los celos con el feminismo?

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