En la primera parte empezamos a reflexionar sobre la presión que reciben las mujeres por ellas mismas, por las demás personas, por la cultura para encajar en determinados estándares de belleza. Se supone que alcanzar un mínimo de esos estándares te garantiza aceptación, admiración, reconocimiento e incluso respeto. Pero ¿A qué costo? Nuestra intención, es relacionar estas exigencias de belleza con la aparición o el reforzamiento de los celos. Puedes ver la primera parte acá.
¿Las mujeres han sido engañadas con el tema de la belleza?
De acuerdo con lo que hemos comentado hasta ahora la respuesta es que sí. Las mujeres han sido sometidas, con o sin su consentimiento, a un lento y permanente proceso de colocarse en el lugar de ser deseadas, principalmente por los hombres. Esta presión se ejerce desde que nace y se va acentuando en la medida que crece. Y como lo comentamos solo se puede ser deseada si eres “bonita”.

La mayoría de las mujeres no son conscientes de este adoctrinamiento de la cultura. Simplemente lo asumen como la manera “natural” de ser mujeres, sin que tengan siquiera la posibilidad de hacer un análisis de lo que está en juego. En esto, todos y todas somos cómplices.
Cosas tan sencillas como que muchas mujeres no pueden (no se sienten capaces) de salir de casa sin pintarse los labios, peinarse de una determinada manera, ponerse aretes o pendientes, pintarse las uñas, llevar un bolso o determinada ropa, son algunas de las “cosas” que se dan por hechas sin mayor cuestionamiento.
La pregunta a este respecto sería…

¿Y si las mujeres no se dan cuenta, no tienen consciencia, de que han sido engañadas con los modelos de belleza que les han impuesto, para qué pelear contra esto?
Simplemente se dejan las cosas como están y ya está. Cada mujer debería responder a esta pregunta de manera personal.
El ser humano ha demostrado en muchas ocasiones que prefiere vivir engañado a tener que enfrentarse a preguntas que le cambien los esquemas en los que fundamentan su manera de ver y vivir la vida. Así que nos tememos que la situación no cambiará mucho y antes por el contrario, se mantendrá en el tiempo.
Las principales defensoras de estos modelos impuestos de belleza son las mismas mujeres. Vemos cómo muchas madres intentan maquillar y exigirles a sus hijas unas determinadas dietas con tal de que no vayan a ser las “feas” del colegio o del grupo de amigas. El extremo de esto se lo llevan los concursos de belleza infantiles que no solo les exigen este tipo de estándares sino que además reproducen los mitos del amor romántico y del príncipe azul.
¿Están las mujeres atrapadas en estos estereotipos o modelos de belleza?
Nuestra respuesta es un contundente Sí. Aunque harían falta algunas matizaciones ya que hay mujeres que se han hecho estas preguntas, no les ha gustado nada lo que está en juego y han decidido luchar por alejarse de este sometimiento.

Pero vemos con cierta preocupación que muchas mujeres no saben que están atrapadas y si se han dado cuenta pasan dos cosas. O no les importa, o simplemente no saben cómo salirse de esa trampa sin poner en juego su aceptación social, sexual o romántica.

Los estereotipos de belleza hacen dinero
Vamos al aspecto más concreto que hay detrás de los modelos de belleza impuestos a las mujeres: El dinero que mueven las industrias encargadas de proponer, promocionar, mantener determinados estereotipos de belleza. Detrás de estas llamadas a cumplir estándares de belleza están empresas de maquillaje, de ropa, de zapatos, de modelaje, de estilos de vida, ahora también de “influencers”, de comida “saludable”, clínicas de estética y de cirugía, dietas milagro, complementos alimenticios, accesorios.
Está claro que las motivaciones de compra de muchos de los productos que ofrecen estas industrias no son solo por belleza, pero ésta es el reclamo y la justificación de todo el montaje: “Ser más atractiva” “Sentirte mejor contigo misma” (porque cumples con los estándares), “ser la mujer que has querido ser” (generalmente es “la mujer que deberías ser”), “estar o ser muy linda” (para ser admirada, aceptada, reconocida).
¿Qué crees que pasaría con estas industrias si a las mujeres les importara poco o nada salir como les apetece salir, dejar de lado los maquillajes, determinadas ropas (las que están de moda), ponerse los primeros zapatos que encuentren, dejar de usar accesorios, etc.? Pues que se perderían miles de millones de dólares. Se tendrían que reinventar o buscar otra forma de hacer que consumamos.
Vamos a dejar esta segunda parte acá. Aún no llegamos a la relación con los celos, pero esperamos que tú ya hayas sido capaz de empezar a conectar los puntos. Por lo pronto comparte tu opinión.
¿Cómo te has sentido cuando, por más que lo intentas, no logras sentirte tan linda o guapa como se espera de ti?

Clara y Sergio
Comprometidos con tu «Estar Mejor»